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SEGURIDAD ALIMENTARIA EN EL EMBARAZO


La alimentación en el embarazo puede parecer, en ocasiones, un rompecabezas: ¿esto lo puedo comer? ¿puede ser peligroso para mi bebé?


Sin embargo, esto no debería ser así, siempre y cuando sigamos unas sencillas pautas:


1. TOXOPLASMA Y LISTERIA


La toxoplasma y la listeria son dos microorganismos que pueden encontrarse en la naturaleza, el agua y la tierra. Por tanto, es probable que se encuentre en algunos alimentos como carnes, lácteos, pescados y vegetales.


Estos microorganismos, en personas sanas, suelen dar lugar a enfermedades asintomáticas o muy leves, pero en personas de riesgo, como ancianos o mujeres embarazadas pueden dar lugar a complicaciones. Incluso, pueden llegar a afectar al feto, ya que estos “bichitos” tienen la capacidad de pasar la placenta y llegar hasta el bebé.


¿Esto quiere decir que no podremos tomar ninguno de estos alimentos durante 9 meses? En absoluto, simplemente debemos tener en cuenta algunas medidas de prevención para reducir al máximo el riesgo de toxoplasmosis y listeriosis:


  1. Los lácteos siempre deben ser pasteurizados. Para saber si un queso o un yogur está hecho con leche pasteurizada, basta con leer los ingredientes de su etiqueta, donde siempre aparecerá especificado.

  2. Asegúrate de cocinar las carnes y los pescados adecuadamente. Durante el embarazo no es un buen momento para pedir las carnes “poco hechas”, asegúrate de que estén siempre bien cocinadas incluso en su interior

  3. Evita alimentos que no han sido totalmente cocinados: semiconservas, embutidos curados, ahumados, escabeches…

  4. Los alimentos cocinados, consúmelos al momento, evita conservarlos ya que esto puede ser una fuente de reinfección

  5. Pela y lava adecuadamente las frutas, verduras y otros vegetales, especialmente si los vas a tomar crudos. Utiliza la lejía alimentaria para desinfectar estos alimentos, especialmente los que han estado en contacto directo con la tierra, como la lechuga

DATO CURIOSO: la toxoplasma es un parásito que se encuentra, normalmente, en el intestino de los felinos. Por tanto, si estás embarazada y tienes un gato, debes tener especial cuidado al limpiar su arenero ¡¡Aprovecha la “excusa” para librarte de esa tarea!! 😉


2. PESCADOS GRANDES Y MERCURIO


En segundo lugar, tendremos que llevar cuidado a la hora de elegir el pescado que comeremos.


El mercurio es un metal pesado que se encuentra de forma natural en las aguas marinas. Por tanto, también se encontrará en pescados. Este metal puede resultar tóxico para el feto y los niños pequeños si se toma en grandes concentraciones.


¿Sabes lo que es la cadena trófica? Es la ley natural por la que los animales grandes (o fuertes) se comen a los más pequeños y, a la vez, son comidos por animales más grandes todavía. Pues bien, esta es la forma en la que el mercurio, presente en peces pequeñitos en bajas concentraciones, se acumula en los pescados más grandes en concentraciones mucho mayores.



De nuevo, esto no significa que las mujeres embarazadas y los niños pequeños no puedan comer pescado. Al revés, este no debería ser motivo para dejar de comer este alimento que nos proporciona nutrientes muy interesantes y beneficiosos. Simplemente, debemos tener en cuenta una serie de recomendaciones:


  1. Evita los peces más grandes: pez espada o emperador, atún rojo, tiburón y lucio

  2. Prioriza la ingesta de pesados pequeños como sardinas, boquerones o bonito.

  3. Si elegimos una conserva, siempre debe ser de aquellas que están a temperatura ambiente, fuera de la nevera del supermercado. Esto nos asegurará que ha sido cocinada a una temperatura adecuada para evitar el toxoplasma y la listeria


3. CONTAMINACIÓN CRUZADA


Por último, pero no menos importante, hablaremos de la contaminación cruzada. La contaminación cruzada es el proceso mediante el cual los alimentos entran en contacto con sustancias ajenas a estos y peligrosas para la salud. Estas sustancias pueden ser tanto microorganismos (como la Listeria y el Toxoplasma) como alérgenos.


Por tanto, las recomendaciones que dejaremos en este apartado no serán únicamente para mujeres embarazadas, sino que pueden ser útiles también para personas alérgicas, celíacas o sensibles al gluten.


Esta contaminación cruzada, mayoritariamente, se da de forma indirecta por contacto del alimento con una superficie o utensilio de cocina que anteriormente estuvo en contacto con un alimento contaminado. También es muy común contaminar el alimento a través de las manos del que lo manipula.



A continuación, te dejamos algunas recomendaciones para reducir al máximo el riesgo de contaminación cruzada:


  1. Mantener una correcta higiene de manos antes y durante el cocinado

  2. Higiene de utensilios de cocina (sobre todo de los cuchillos) y tablas de cortar. Siempre será mejor que tengas tres tablas de cocina diferentes para la carne, el pescado y los vegetales

  3. Pela y limpia adecuadamente los alimentos que vayas a consumir crudos y lleva especial cuidado en su manipulación

  4. Recuerda la importancia de cocinar adecuadamente los alimentos


Por último, y a modo de resumen, pongamos en práctica la ley de la precaución. Si no estamos seguras de poder consumir de forma segura un alimento, lo mejor será que no lo tomemos y evitemos riesgos ¡Ponte siempre en manos de un/a profesional que pueda asesorarte y guiarte!


Carmen Fontalba Sancho

Dietista-Nutricionista especializada en nutrición materno-infantil.

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